“Argentina, granero del mundo”. Un lado oscuro: la educación común en provincia de Buenos Aires (1880-1916)

“Argentina granero del mundo”. Un lado oscuro: la educación común en provincia de Buenos Aires, 1880-1916

Desde que tengo uso de razón, sin exagerar, escucho la apología entorno a la denominada Generación del 80, y la eficacia educativa enmarcada en la imagen de una Argentina potencia, receptora de una inmigración masiva recibida con enormes libertades. Esta imagen se fortaleció en mis años de escolarización; es más, se vio reforzada aún en mi formación en la carrera de historia. Insistente, obsesiva, esta narrativa continuó. En mis clases de grado y posgrado, suelo escuchar a estudiantes y doctorandos retomar esta imagen asociada a sus abuelos o algún integrante de la familia. Hoy la escucho –o, mejor dicho, la escuchamos– de boca del presidente de la nación.

Estas líneas dan cuenta de mis investigaciones sobre la historia de la educación común en Buenos Aires, en la unidad de tiempo 1880-1916. Discuto, en el nivel educativo, la imagen que me sigue desde siempre.

I. Educación común en Buenos Aires

Estudio la educación común en Buenos Aires desde la década de 1850 hasta 1916. En ese lapso temporal, como se sabe, la ciudad de Buenos Aires se transforma en Capital Federal, y desde el punto de vista educativo pasa a la órbita del Consejo Nacional de Educación y sigue el mandato de la ley 1420 dictada en 1884. La provincia de Buenos Aires dicta su ley en 1875, teniendo una reforma de hecho en 1903-1904 y legal en 1905, el mismo año que se aprueba la ley denominada 4874, conocida como Láinez.1

Las fuentes oficiales, en esta investigación, resultan decisivas porque me interesa analizar la política educacional que se debate en espacios de gobierno, las leyes y resoluciones que se dictan, y luego, cómo éstas se implementan, indagando las experiencias en sedes escolares. Los testimonios, memorias, escritos de inspectores, de directores de escuelas, de docentes y funcionarios también se imponen en mi agenda de trabajo. Cuando digo fuentes oficiales aludo a las que se producen en el Departamento General de Escuelas, devenido luego en Dirección General de Escuelas de la provincia de Buenos Aires. Asimismo, a escala nacional, me refiero a los documentos del Consejo Nacional de Educación que administra a la Capital Federal y Territorios Nacionales, pero también a las provincias. A estas fuentes las cruzo con otros escritos que circulan en los espacios públicos, desde las publicaciones periódicas de sociedades de educación hasta los documentos y comunicaciones en congreso de educación o ligas de educación, libros y folletos, etc.

Estudio las escuelas fiscales y particulares, típicas del sistema educativo, y abro otra entrada para indagar las denominadas escuelas populares y escuelas normales populares, escasamente indagadas en los estudios de Buenos Aires y del país. Concepción que supone, primero, la creación de una sociedad popular de educación conformada por vecinos, con el objetivo de fundar escuelas populares o normales populares. Concepción liberal-patriótica; se pregonan premisas liberales: las sociedades populares crean, sostienen y administran la sede escolar sin ayuda del Estado; y principios, valores, y sentimientos patrióticos: educan y pregonan amar a la patria en las diferentes asignaturas y actividades escolares. Se diferencian de las escuelas particulares porque no existe el lucro, los vecinos donan su tiempo y esfuerzo. Conocíamos las escuelas populares de socialistas y anarquistas, pero sobre estas escuelas liberales poco se sabe (Carli: 1991; Rodríguez: 1991; y Pinkasz: 1993).

El sistema de instrucción pública, sobre todo a partir de 1880, se sostiene básicamente con escuelas fiscales. Son escasas las escuelas particulares (de comunidades de extranjeros, confesionales o de docentes), y más aún las populares y normales populares. Ello se hace más nítido a partir de las últimas décadas del siglo XIX y en las primeras del siglo XX (hay que recordar que mi estudio se detiene en 1916).

Si bien exploro la etapa 1850-1880, por una cuestión de extensión del escrito me focalizaré, de modo general, en el lapso temporal 1880-1916 (Herrero: 2022; Herrero: 2023a; Herrero: 2023b).

II. Período 1880-1916

Dos grandes crisis económicas (1885 y 1890) produjeron estragos en todos los niveles sociales y en las diferentes áreas de gobierno, incluso en el sistema educativo. Este drama no solo afectó al presupuesto de la provincia de Buenos Aires en todos los espacios de gobierno, puesto que, tal como han advertido una serie de estudios de historia económica, las clases terratenientes, y en particular las bonaerenses las más ricas de argentina, también padecen estas dos crisis y sus quejas son interminables.

Hay que tener en cuenta estos hechos para entender por qué en la primera gestión de Roca (1880-1886) se produce un enorme optimismo educacional que se registra en la edificación de escuelas palacios, el ingreso de docentes a las áreas de educación en la Nación y en provincias, y su inserción, obviamente, en la dirección de escuelas o en el dictado de clases. Este avance significativo se quiebra con las crisis económicas de 1885 y 1890, las cuales tuvieron sus derivas a nivel político, social y educativo.2

Al comparar el primer gobierno de Roca (1880-1886) con el segundo (1898-1904), se observa que, en el primero, se dictan leyes de educación (en Nación y en provincias) que establecen una educación gratuita, obligatoria y gradual. Ello significaba que los Estado Nacional y los Estados provinciales estaban obligados a sostener escuelas, las llamadas fiscales, así como también formar a maestros diplomados en escuelas. En un punto, todo fue expansión, mientras que, en el otro, todo quedó en promesa. Con las crisis de 1885 y 1890, todo se derrumbó rápidamente: el gran drama seguía siendo el alto índice de analfabetos y el hecho de que la mayor parte de la población escolar no llegase a las escuelas.

Durante el segundo mandato de Roca no sólo se deja de edificar o reformar escuelas, sino que se enfrentan enormes dificultades al momento de pagar los alquileres de locales. Asimismo, los salarios son tan magros que los docentes diplomados en escuelas normales abandonan el magisterio cuando pueden conseguir otro empleo, no solo porque el salario no les alcanza para vivir, sino además porque el pago solía retrasarse varios meses. Hacia finales del siglo XIX, parte de la población escolar no llega a la escuela, y la que accede a las aulas deserta en primer o segundo grado. Esto se tradujo en un elevado índice de analfabetos y semi analfabetos: un hecho que, a para muchos protagonistas de la época, era inconcebible. Más todavía si se tiene en cuenta que el sistema de instrucción pública se estableció con el propósito de formar ciudadanos argentinos preparados para la vida republicana y la lucha por la existencia en una economía moderna.3

Para decirlo de una vez, se crea un sistema de instrucción pública gratuito, obligatorio y gradual para formar en un ciclo de varios años al ciudadano moderno y, en los hechos, no se puede siquiera alfabetizar. Había también otro drama, que consistía en la escases de docentes diplomados al frente de las aulas. Así, se ha creado un sistema de instrucción pública y no son docentes formados en escuelas normales los que ejercen la docencia sino personas que deben aprobar un examen que los habilite.

Entre 1885 y 1903, se produce un debate en la elite dirigente de Buenos Aires, la provincia más rica del país, donde se plantea la necesidad de reformar la Ley de Educación, puesto que el Estado provincial no puede cumplir con sus obligaciones –en los hechos, la escuela nunca fue obligatoria y gratuita para toda la población escolar, sino para una mínima porción de ella–. El gobierno bonaerense produce una reforma en 1903-1904, avanzando hacia una serie de modificaciones legislativas en 1905 (Herrero: 2023a; Herrero: 2023b)

III. Hipótesis

Lo relevante de mi investigación es trazar este panorama para registrar cómo, a partir de 1903-1905 –años en los que Buenos Aires (y el resto del país) se expande económicamente por lo menos hasta el inicio de la Gran Guerra–, el gobierno de bonaerense y su dirección de escuelas deciden no aumentar la inversión en educación común a pesar del inexorable aumento de la población escolar. A partir de 1905, y esto se aprecia más claramente en 1909, Buenos Aires adopta dos respuestas: 1) solicitar escuelas nacionales invocando la ley Laínez; y 2) impulsar las denominadas escuelas populares y normales populares (creadas, sostenidas y administradas por vecinos). De hecho, desde 1909 aumenta el número de sedes escolares que solicita al Consejo Nacional de Educación; y en 1912-1913 se registra que, en cada ciudad de la provincia, se abren escuelas populares y normales populares bajo el impulso y promoción de inspectores de la Dirección de Escuelas bonaerense.

Se ha dicho que el Estado Nación se consolida en 1880, aunque más recientemente se haya cuestionado esta imagen indicando que existió un duro proceso de consolidación extendido hasta 1903 (Gerchunoff: 2008). Ahora bien, desde las áreas de educación nacional, así como también desde de la provincia más rica del país, no es posible constatar algo semejante, sino todo lo contrario.

Otro estudio excelente, como el recién citado, es, a mis ojos, el ya clásico libro Los liberales reformistas (Zimmermann: 1994), donde advierto algo parecido cuando examino la educación común en Nación y en Buenos Aires: tanto en las leyes como en las prácticas educativas, impera la intervención del Estado y se lesionan una y otra vez las nociones fundamentales del liberalismo (gobierno mínimo y libertad individual).

Si abrí un tema escasamente explorado en historia de la educación como son las escuelas populares y normales populares, fue precisamente para verificar una respuesta liberal desde los gobiernos. Estudio estas sedes escolares en Corrientes y en provincia de Buenos Aires; en este segundo caso, el período 1911-1920, momento que se cierra o pasan a la administración del Consejo Nacional de Educación, vale decir, que fue una experiencia de expansión, 1911-1916, y luego de derrumbe de estas sedes escolares (Herrero: 2022; Herrero: 2023a).

IV. Consideraciones finales

Si bien hay varias discusiones que mantengo en mis exploraciones, aquí solo quise exponer dos cuestiones que significan un aporte a la historia de la educación, y además a las imágenes de la historia de este lapso temporal, puesto que no advierto que el sistema de instrucción pública esté consolidado ni a nivel del Estado Nación ni en la provincia de Buenos Aires, así como tampoco advierto que la elite dirigente y los gobiernos sean liberales reformistas, puesto que, en sus leyes y prácticas, impera un reformismo antiliberal, con algunas salvedades como la iniciativa, por parte del gobierno de Buenos Aires, de impulsar a los vecinos a fundar escuelas populares y normales populares.

Bibliografía

Bertoni, L. (2000). Patriotas, cosmopolitas y nacionalistas. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.

Carli, S. (1991). Infancia y sociedad: la mediación de las asociaciones, centros y sociedades populares de educación. En Puiggrós, A. Historia de la Educación Argentina. Tomo II. Sociedad civil y Estado en los orígenes del sistema educativo argentino (pp. 13-46). Buenos Aires: Galerna.

Gefchunoff, P, Rossi, G. y Rocchi, F. (2008). Desorden y progreso. Las crisis económicas argentinas. Buenos Aires: Edasha.

Guic, L. (2023). El gobierno de la educación común. Estudio de las políticas educativas del Consejo Nacional de Educación hacia el Centenario de la Revolución de Mayo. Buenos Aires: EDUNLa-Teseo.

Herrero, A. (2023a). “Objeciones a la ley de educación de la provincia de Buenos Aires (1882-1894). Una aproximación a las intervenciones de funcionarios de la Dirección General de Escuelas”. Temas de Historia Argentina y americana, (31), pp. 28-59.

Herrero, A. (2023b). “Nacionalismo y obligación escolar. Una aproximación a la educación argentina, 1890-1910”. Cultura Latinoamericana. Revista de Estudios Interculturales, (23), pp. 78-107.

Herrero, A. (2022).Liberalismo, patriotismo y Nacionalismo, 1880-1943. Buenos Aires: FEPAI.

Muzzopappa, H. (2016). Educación y trabajo en el Orden Conservador. Ideas alberdianas y vanguardia normalista. Buenos Aires: Biblios-UNLa.

Pinkasz, D. (1993). “Escuelas y desiertos: hacia una historia de la educación primaria de Buenos Aires”. En A. Puiggrós (dir.). Historia de la Educación en la Argentina. Tomo IV. La educación en las provincias y Territorios Nacionales (1885-1945) (pp. 13-58). Buenos Aires: Galerna.

Rodríguez, L. (1991). “La educación de adultos en la Argentina”. En A. Puiggrós (dir.). Historia de la Educación Argentina. Tomo II. Sociedad civil y Estado en los orígenes del sistema educativo argentino (pp. 177-224). Buenos Aires: Galerna.

Zimmermann, E. (1994). Liberales reformistas. La cuestión social en Argentina, 1890-1916. Buenos Aires: Sudamericana.


  1. Se alude al Senador de la provincia de Buenos Aires, Manuel Láinez, que impulsó el proyecto. ↩︎
  2. Estudios de historia económica registran que se extiende hasta 1903, donde nuevamente se produce la expansión del ciclo agroexportador (Gerchunoff, 2008). ↩︎
  3. Fueron de enorme importancia para mi trabajo la lectura de tres tesis doctorales devenidas en libros: Educación y trabajo en el Orden Conservador. Ideas alberdianas y vanguardia normalista (Muzzopappa: 2016); Patriotas, cosmopolitas y nacionalistas (Bertoni: 2000); El gobierno de la educación común. Estudio de las políticas educativas del Consejo Nacional de Educación hacia el Centenario de la Revolución de Mayo (Guic: 2023) ↩︎

Sobre el autor

Alejandro Herrero. Doctor en Historia. Docente de grado en Universidad Nacional de Lanús y de la Universidad del Salvador. Director del Doctorado en Historia en Universidad del Salvador y Coordinador del Área de Historia y del Centro de Investigaciones Históricas del Departamento de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Lanús. Investigador Independiente del CONICET. Se especializa en historia intelectual e historia de la educación en Argentina.